Madrid me mata…

…de amor. Me mata de estrés. Me mata de pasión. Me llena tanto de vida, que me acaba matando. Esta mañana leí un post muy bonito que mi amiga Caroline le dedicaba a mi ciudad. A ella, y a todos los que han tenido que irse, pero no han terminado de dejar Madrid, les dedico éste post. Caro tuvo que volver a Brasil, su país natal, en contra de su voluntad y con el corazón roto. La mitad de ese corazón se quedó aqui, en sus calles, en sus parques, en el cielo de Madrid, en sus museos, en sus bares. Ella escribía en su instagram, bajo una espectacular foto de los tejados rasgando el cielo madrileño, lo siguiente: «No disfruté de todo lo que me ofreció. No me he sentado en terrazas suficientes. No vi nieve en los edificios. No he caminado en todas las calles que me gustaría…Pero no puedo volver, pues el dolor de dejarte me mataría…«.

Y realmente he visto el dolor en esas palabras. He visto más que nostalgia. Hay una palabra portuguesa que no tiene traducción en español. Igual que la «morriña» asturiana no tiene una palabra en español que exprese lo que quiere decir. Saudades va más allá de la nostalgia, implica más que echar algo o a alguien de menos. Envuelve evocar lugares, olores, sabores, transportarte a un lugar o sentir la presencia de esa persona en la que estás pensando. Si tuviera que explicar lo que significa, ahora mismo diría que «saudades» es lo que siente Caro cuando piensa en Madrid.

Una vez Sabina decía en una entrevista que puedes empezar a ser madrileño cuando llegas a la estación de Atocha, pero sin dejar de ser andaluz, gallego o catalán. O brasileño, como Caro. También tenía razón al decir que  Madrid es una ciudad completamente abierta, es un mestizaje absoluto. Y para qué negarlo, eso es lo que a mi me enamora de Madrid.

Madrid es como una señora mayor, venida a menos en ciertas épocas, pero que nunca pierde la elegancia en el vestir, ni en sus modales. Una señora que con una sonrisa y una educación exquisita te invita a pasar a su enorme casa y a tomarte una taza de buen café con ella. Te relata como en su enorme salón se hicieron importantes fiestas, en las que no faltaban la flor y nata de la sociedad. Te cuenta que no es la primera crisis que vive, que ya pasó por una guerra, y por una posguerra que fue aun más dura, y que siempre supo sobrevivir. Te abre los brazos para acogerte en un confortable abrazo y te dice que aquí siempre serás bienvenid@. Y entonces tu te sientes en casa. Y no puedes evitar quererla.

No puedo terminar sin poner una gran canción que también describe el Madrid más cotidiano y menos poético. Porque ésta versión la descubrí gracias a mi hermano, y porque la hemos cantado en el sing star hasta desgañitarnos, no pongo ni a Sabina ni a Antonio Flores, pongo la versión de los Porretas que es más canalla. Que lo disfruteis.

En realidad éste post no es nuevo. Es una publicación de mi facebook personal que escribí hace un año y medio para dedicárselo a mi amiga Caro. Quería compartirlo con vosotros por aquí también, porque al fin y al cabo en éste blog, están las cosas que a mi me importan, y mi Madrid, me importa mucho. «Aquí he vivido aquí quiero quedarme, pongamos que hablo de Madrid»

Diana